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Maternidad, bienestar y ser mujer: mi camino con dos hijas

Aquí te comparto mi experiencia, mi maternidad, mi verdad y lo que me impulso a seguir este camino.

Evelin Rodriguez

11/1/20253 min read

Ser madre es una de las experiencias más transformadoras que he vivido, y cada etapa ha sido un aprendizaje profundo. Mi maternidad comenzó a los 21 años, cuando nació mi primera hija. Fue una decisión buscada, tomada con todo el amor del mundo, pero también con los retos que trae asumir esa responsabilidad tan grande a una edad en la que aún estás descubriéndote a ti misma.

Ser madre joven: los desafíos y las lecciones

A los 21 años, enfrenté la maternidad prácticamente sola. Aunque el padre de mi hija estaba presente en teoría, en la práctica no asumía su rol, y eso me obligó a llevar todo el peso de la crianza. Además, no tenía familia cerca y el apoyo de mis amigas, aunque valioso, era limitado porque cada una tenía su propia vida y trabajo.

Recuerdo sentir una alegría inmensa al ver a mi pequeña, pero también un duelo interno por todo lo que dejé atrás. Salté esa etapa de los 20 en la que normalmente exploras, te diviertes y te dedicas exclusivamente a ti. A pesar de ello, mi hija fue y sigue siendo la luz de mi vida, la razón por la que seguí adelante incluso en los momentos más difíciles.

Mi segunda maternidad: una experiencia distinta

Diez años después, la vida me regaló la oportunidad de ser madre por segunda vez, pero esta vez fue diferente. Con 31 años, ya tenía más claridad, madurez y sobre todo, la certeza de qué quería y qué no. Con mi actual pareja, quien es mi marido y no el padre de mi primera hija, decidí que si íbamos a tener un hijo juntos, debía quedar claro que ambos asumiríamos nuestras responsabilidades. No quería repetir la experiencia de cargar con todo sola.

Hoy, criamos juntos a nuestras hijas con amor y respeto. Mi relación con mi hija mayor, que ya tiene 10 años, es hermosa, y ver la conexión entre ella y su hermanita de 8 meses es algo que llena mi corazón. Sin embargo, también soy consciente de algo: llevo criando desde los 21 años, y aunque amo ser madre, hay una realidad que no puedo ignorar.

El equilibrio entre maternidad y bienestar

Cuando eres madre, tus prioridades cambian. Muchas veces pones a tus hijos primero, incluso cuando intentas hacer cosas para ti. Sin embargo, he aprendido que cuidarme no es un lujo, es una necesidad.

El ejercicio y el bienestar han jugado un papel clave en mi vida, especialmente después del embarazo. Entrenar me ayudó a recuperarme físicamente en el postparto, me hizo sentir fuerte y capaz, y fue una herramienta para mantener mi autoestima y confianza en mí misma. Además, ese momento de desconexión me recarga para enfrentar el día a día con mis hijas.

Sé que encontrar tiempo no es fácil, pero mi mejor consejo para otras madres es: no pongas excusas. Si tienes que organizar tu vida con calendario y agenda, hazlo. Encuentra ese momento y ponlo en tu lista de prioridades. Tu bienestar importa, y cuidarte a ti misma también es cuidar de tus hijos.

Mi decisión de no tener más hijos

Una de las decisiones más importantes que he tomado es no tener más hijos. Amo a mis dos hijas con todo mi corazón, pero también sé que quiero dedicarme a mí misma en esta etapa de mi vida. Desde los 21 años he estado criando, y aunque disfruto ser madre, no quiero pasar toda mi vida en ese rol. Creo que es importante reconocer que como mujeres, además de madres, somos personas con sueños, metas y necesidades propias.

Mi mensaje para ti

Si estás leyendo esto, quiero que sepas que no estás sola. La maternidad es hermosa, pero también tiene sus retos. Lo importante es encontrar un equilibrio que te permita disfrutar a tus hijos mientras sigues cuidando de ti misma. Organízate, prioriza tu bienestar y nunca te olvides de la mujer increíble que eres más allá del rol de mamá.

Recuerda: cuidar de ti misma no es egoísta, es necesario. Porque cuando tú estás bien, todo lo demás fluye mejor.